El ají es un producto vegetal cultivado en todo el mundo, no solo por sus propiedades terapéuticas, sino también porque se ha convertido en uno de los principales ingredientes con el que se logra preparar exquisitos manjares de la gastronomía mundial.
Posee una sustancia llamada capsaicina, la cual tiene moléculas que producen la muerte de células cancerígenas en la próstata, alivia dolores provocados por enfermedades reumáticas y neuralgia, también posee entre sus componentes agua, fibra y no contiene grasas, por lo que es recomendado a personas que hacen dietas de adelgazamiento. Es también fuente de vitamina C, E, A, B1, B2, B3, B6, minerales como el fósforo, magnesio, potasio, calcio y betacarotenos que benefician al sistema inmunológico, además de sus beneficios para a la piel. El picante del ají actúa como expectorante, dilatando los conductos nasales y los pulmones. Se debe tener especial precaución el contacto con los ojos y los órganos sexuales. Las mujeres embarazadas y lactantes deben reducir o evitar el consumo del ají ya que podría desencadenar problemas alérgicos al recién nacido.
Mientras que para algunas personas la experiencia con el ají puede catalogarse como extraordinaria, existen personas que no toleran su consumo, es decir lejos de producir beneficios para su salud, por el contrario les perjudica, produciendo irritación en el estómago, inflamación en las vías urinarias, en el hígado e incluso produciendo irritación en la boca, empeorando de forma muy considerable su organismo.
Según las estadísticas de la Academia de Ciencias Médicas de China las personas que consumen ají un mínimo de 2 veces por semana dentro de su alimentación tienen un índice de mortalidad 10% menor que las personas que no lo consumen, disminuyeron el riesgo de morir de enfermedades como el cáncer, enfermedades coronarias y diabetes, habiéndose utilizado muestras de ají picante. Con todas las propiedades terapéuticas del ají y si no eres sensible a su consumo, pues disfruta de éste placer culinario sin ningún tipo de reparo ni temores.
Ir a: Alimentación Y VIDA
